Quien haya leído el capítulo anterior (y los comentarios que incluye), se habrá dado cuenta de que estamos en el filo de la navaja en relación con el número de personas censadas/empadronadas necesarias para contar en Higuera con un Ayuntamiento propio compuesto de cinco concejales; 101 censados (pendiente de confirmación), cuando el número mínimo es 100 para ello. Si un par de ellos se diera de baja en estos días (y ello contara todavía como baja censal de cara a las elecciones de mayo) y no hubiera altas, nos veríamos directamente enclavados en un régimen local de Concejo Abierto (ya sabéis, existe un Alcalde, sin concejales, y TODAS las decisiones se tomarían en Asamblea de vecinos. De ahí (por su imposibilidad práctica en mi opinión), a depender de un tercer pueblo sólo queda un paso (= unos meses, unos años).
Este es el panorama inmediato que aparece ante nuestros ojos. Evidentemente existen cartas que, al menos yo, no podemos conocer, como es el hecho, tan usado por la actual Corporación en anteriores elecciones, de “utilizar” las oportunas altas de empadronamientos de aquellos que le “convengan”; tal vez ese sea un as que esconden en la manga nuestro Alcalde y su lugarteniente. A saber. Y a saber igualmente si se presentan finalmente, ya que parece que después de los últimos años de “macanas” no hay mucha gente interesada en unirse a un carro cuyas ruedas (por decirlo con suavidad) chirrían estrepitosamente; aunque promesas de “interesantes favores” pueden hacer cambiar de idea a algunos en un abrir y cerrar de ojos (“Donde dije Digo, digo Diego”).
Sin embargo lo que más preocupa no son las maniobras oscuras de los dos eternos “dirigentes” de nuestro pueblo, por ser ya conocidas y haber sido desenmascaradas repetidas veces; lo que de verdad es preocupante para el presente y para el futuro de nuestro pueblo es que, en contra de lo que pensábamos algunos, no parece cuajar del todo ninguna alternativa que ponga fin al reinado local de la oscuridad, el arbitrarismo, el favoritismo, la falta de capacidad, la falta de iniciativa, el interés personal, ………………………………. (que cada cual rellene mentalmente lo demás).
Efectivamente, según mi impresión, de entre la escasa población (envejecida en gran parte), que queda y de aquellos que viven cerca y podrían hacerlo factible, no acaba de definirse esa alternativa que pudiera (más allá de fiestas y regocijos varios) plantarle cara de verdad, y con apoyos de la mayoría de higuereños, al Bienestar presente y futuro de todos, e intentar encontrar un salida al declive galopante de nuestro pueblo. Es verdad que no es un plato muy apetitoso enfrentarse a una realidad local tan deteriorada; es verdad que no es agradable la perspectiva de enfrentamientos relacionales que se producirían dado el carácter “criticón” de muchos; es verdad que es mejor que las cosas en principio poco atractivas las hagan otros; es verdad que desde la barrera los toros se ven mucho mejor; pero si es también cierto que existe un sentir mayoritario (expresado en círculos restringidos casi siempre) de que “esto no puede seguir así” ¿nadie va a dar el paso definitivo, preferentemente con luz y taquígrafos, para que los higuereños podamos sentirnos partícipes apoyándolo?
Eso de que “¡Los de la Higuera, hasta que se enteran!” ¿no es este el momento de ponerlo en práctica para intentar cambiar una situación que nos ha conducido al borde del abismo como pueblo y que otros cuatro años más en la misma dirección lo haría inviable definitivamente? Cada cual ¿no debería, en vez de limitarse a esperar que hagan otros las cosas, poner su grano de arena real y asumir las responsabilidades correspondientes? ¿O tendremos que cambiar el dicho anterior por este otro “Los de la Higuera, ¡hasta que se enteran!”, que ya estarán tal vez aplicándonos algunos, dado la pasividad y el conformismo con que actuamos en momentos así?; ¡cuánto daño sigue haciendo ese paralizante dicho de “Más vale lo Malo conocido que lo Bueno por conocer”!
Si después de 24 años no es posible encontrar 4 o 5 personas que, apoyados en una mayoría de higuereños, planten cara a una situación como ésta, más valdría que fuéramos ya apostando porque nos gobiernen otros pueblos. Tendríamos como pueblo -tal y como dijo un político- lo que merecemos, y -añado yo- no deberíamos quejarnos en adelante por ello.
Aunque a algunos les parecerá tal vez apocalíptico, es ¡AHORA o NUNCA!
T.Melo