Empiezo a escribir este texto tras reflexionar en cómo la
convocatoria de Ayudas a emprendedores de la Unión Europea, canalizada
a través de la Junta de Extremadura y a su vez a través de los Grupos de Acción
Local para el Desarrollo Rural como ARJABOR, podría ayudar especialmente a
nuestros jóvenes higuereños, tanto los pocos que viven habitualmente allí como
los hijos y amigos de higuereños que acuden en fines de semana, puentes y
Fiestas, y que incluso se empadronan en
el pueblo con la lógica intención de tener alguna oportunidad de trabajo que
ven muy difícil en las ciudades donde viven habitualmente.
En pueblos como el nuestro, castigados por la falta de
actividad económica, con una población escasa y envejecida y sin expectativas
de crecimiento –más bien lo contrario-, con unos ingresos municipales que son
cada vez más escasos igualmente, con el grifo de las ayudas provinciales y
autonómicas casi cerrado por la persistente crisis y que a duras penas son
suficientes para cubrir las necesidades cotidianas de quienes viven en él, esas
oportunidades son prácticamente inexistentes, y las pocas que aparecen no pueden
llegar a todos y además son temporales y son por la tanto, como se suele decir “pan para hoy y hambre para mañana”. Las
“paradas” de la Central Nuclear, aunque suponen unos ingresos interesantes durante
apenas un mes –para los pocos que consiguen, y cada vez es más complicado, “meter la cabeza”- siguen sin ser una solución
para nadie, más allá de aliviar temporalmente situaciones familiares difíciles.
Por otro lado parece que la crisis económica –y social- en la
que estamos a nivel nacional metidos va para largo, y por mucho que
continuamente vayamos leyendo y oyendo a la clase política decir que el año
próximo se empezarán a ver los dichosos “brotes verdes” – cosa , por cierto,
que dicen cada año con relación al siguiente – la pinta que tiene esto (deuda
del Estado, falta de crédito a emprendedores, empresas en dificultades,
despidos, 5-6 millones de parados, situación angustiosa de cada vez más
familias, etc., etc.) es de que a la sociedad española le espera una travesía
del desierto dura y larga, muy larga. Efectivamente, ¿quién se cree que la
destrucción de empresas, los 5-6 millones de
parados, el empobrecimiento generalizado de la que en su día fue amplia
clase media, se va a resolver en un tiempo razonable? Casi nadie, excepto
quizás una buena parte de esa propia clase política dirigente a quien conviene,
sobre todo electoralmente, hacer creer que vamos a recuperar el nivel que una
serie de circunstancias excepcionales (ayudas “a mansalva” de la unión Europea,
ingresos por venta de empresas estatales, un mucho de ansía colectiva
consumista, etc.) posibilitaron ese “espejismo” o gigante con pies de barro de
la década 1995-2005 que finalmente se nos ha caído encima, y cuyos escombros han sepultado a muchos, a otros les ha dejado
malheridos, y a la mayoría con escasas ilusiones.
Ante este panorama que breve y algo simplistamente pinto tan
sombrío – a lo mejor son sólo imaginaciones mías, aunque creo que no- ¿QUÉ
HACER? Respuesta compleja y difícil que
yo al menos no tengo, y mucho menos aplicada a la situación general del país.
Pero lo que sí quiero es abrir algunas vías concretas aplicables por jóvenes y
menos jóvenes, relacionadas con la convocatoria de ayudas a la creación y
mejora de empresas en el mundo rural, que recientemente han sido anunciadas por
ARJABOR (Grupo de acción para el desarrollo local, del que son socios el
Ayuntamiento de Higuera y la AHA), que se pueden consultar en la página
principal de la web del Ayuntamiento (www.higueradealbalat.es),
y que dotadas con 3 millones de euros, son una de las pocas oportunidades actuales
de acceso a la creación de empresas, o a la mejora y ampliación de las ya
existentes, que tienen los posibles emprendedores de nuestra comarca, el Campo
Arañuelo, y por tanto de nuestro pueblo.
Dicha convocatoria, que termina el 26 de abril, pide una serie de requisitos que son numerosos
y aparentemente complicados para cualquiera que los lea; sin embargo lo
importante es tener la idea de empresa y la decisión de llevarla adelante; el
Ayuntamiento, en la medida de sus posibilidades, puede echar una mano a quienes
decidan informarse, pero sobre todo la propia ARJABOR (con sede en Navalmoral)
es quien puede resolver dudas y ayudar a perfilar la idea de negocio y su
posible viabilidad. Es verdad que esta organización puede ser lenta y verse
desbordada, pero creo que es una ocasión única de conseguir una financiación
(en esta ocasión ¡hasta dos terceras partes de la inversión total!) para
intentar, mediante el trabajo autónomo o con una microempresa, tener unas
posibilidades de futuro, que de otra manera, se presentan bastante negras en
general.
Es muy triste y a mí al menos me rebela pensar en que por falta
de iniciativas de este tipo – y la evidente mala gestión de quienes deben
hacerlo- en Extremadura se tengan que devolver a la Unión Europea más de 70
millones de euros (el 40% del total concedido) porque antes no ha habido
proyectos de negocio de emprendedores extremeños.
En nuestro pueblo en concreto personalmente creo que como ha
hecho algún joven como Héctor con la albañilería, hay posibilidades para vivir
de una casa-actividades de turismo rural, de negocios relacionados con el
mantenimiento (fontanero, cerrajero, ebanista …); estoy convencido de que la
Corporación municipal estaría dispuesta a facilitar gratuitamente terrenos –que
no faltan- donde estos negocios pudieran instalarse. El ya existente de la miel
también puede beneficiarse de estas ayudas para la mejora en las instalaciones,
explotación, etc. El emprendimiento
personal y el trabajo autónomo con ayudas de organismos como Arjabor pueden ser
tal vez, aunque tampoco sea fácil, una de las pocas salidas actuales que les
permita – y nadie puede hacerlo por ellos - alcanzar un futuro laboral con que VIVIR, y no
sólo SOBREVIVIR.
T. Melo. 9-3-2013
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