13 de abril de 2010

¿FACEBOOK es nuestro amigo?

Cambiamos de tercio, y volvemos hacia la cara oscura de la realidad actual. Gonzalo Morales ha enviado por email un enlace a un video de Youtoube (http://www.youtube.com/watch?v=xzTgIdNW6lg) que describe aspectos oscuros de Facebook, ese supuesto amigo "desinteresado" (por cierto, el concepto de "amigo" parece que está adquiriendo un significado muy distinto al que hasta ahora era, gracias entre otros a nuestro "amigo Facebook"). Sea cierto o no, en todo o en parte o en absoluto, da miedo el control que este y otros medios parecen ejercer sobre tod@s aquell@s que a veces demasiado alegremente dejan todos sus datos a la vista de todos, incluso de algunos que ni siquiera se imaginan. Es su derecho por supuesto, pero a veces mirar para otro lado en estas cosas u otras similares trae consigo una merma de nuestra libertad, aunque aparente justamente lo contrario.Yo también tengo la osadía de sugerir que, a quien no le de igual mirar para otro lado o no lo haya hecho aún, lea la ¿novela? que se cita en el video: "1984" de George Orwell, que he leído no hace mucho con mayor desasosiego si cabe que la primera vez, una sinopsis de la cual, sacada de www.lecturalia.com, se muestra a continuación.

"1984 de George Orwell:
Descripción aterradora de la vida bajo la vigilancia constante del "Gran Hermano"


1984 sitúa su acción en un Estado totalitario. Como explica O’Brien, el astuto y misterioso miembro de la dirección del partido dominante, el poder es el valor absoluto y único: para conquistarlo no hay nada en el mundo que no deba ser sacrificado y, una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a no ser la voluntad de conservarlo a cualquier precio. La vigilancia despiadada de este Superestado ha llegado a apoderarse de la vida y la conciencia de sus súbditos, interviniendo incluso y sobre todo en las esferas más íntimas de los sentimientos humanos. Todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el jefe que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone. Winston Smith, el protagonista, aparece inicialmente como símbolo de la rebelión contra este poder monstruoso, pero conforme el relato avanza está cada vez más cazado por este engranaje, omnipotente y cruel. Por su magnífico análisis del poder y de las relaciones y dependencias que crea en los individuos, 1984 es una de las novelas más inquietantes y atractivas de este siglo".

Para que los facebooks y similares grandes hermanos no te pillen al menos del todo indefens@.

Belleza natural en estado puro

Como Roturas y Navezuelas en el valle del río Almonte, el Valle del Jerte supo en su día encontrar el camino de la prosperidad y la supervivencia. Muestra de ello, sin más comentarios, estas fotografías que hice el sábado día 10 de abril de algunos de los cientos de miles de cerezos cuya explosión blanca sobrecoge por su belleza y por la promesa de otra explosión, esta vez roja, que se producirá en pocos meses.















9 de abril de 2010

VOLVEMOS CON EL SOL Y EL VERDE

Después de un largo y lluvioso invierno dedicado a menesteres personales,vuelve a apetecerme escribir algo sobre variopintas cosas,unas relacionadas con Higuera y otras menos. Para empezar, y dejando para más adelante algunos temas interesantes como la nueva contrata para el bar Social cuya convocatoria debería salir en mayo y las ya cada vez más próximas elecciones municipales, la al parecer segura concesión de la cuarta casa social a Mario, etc, describiré una ruta que hice el 3 de abril por el valle del río Almonte, con algunas fotos que ilustran la belleza del mismo (más adelante añadiré algunas otras más).
Por cierto, si quereis estar informados también de acontecimientos sociales higuereños podeis visitar el blog de nuestro paisano Tarsicio (www.unamasuno.blogspot.com), que suele estar muy actualizado en estos temas.
Qué disfruteis de la ruta (si la haceis, disfrutareis seguramente más).

RUTA EN COCHE POR EL VALLE DEL RIO ALMONTE-NAVEZUELAS


Dejando en esta ocasión el localismo higuereño para ampliar horizontes, no muy lejanos en este caso, quiero describir una ruta que hice un día de la pasada semana santa. Se trata de una ruta para hacer en coche, y que seguramente algunos higuereños conocerán en todo o en parte, ya que pasa cerca de la ruta habitual que se ha hecho históricamente hasta Guadalupe.
Se puede hacer con calma utilizando una buena parte del día –fue mi caso- parándose y disfrutando de lugares intermedios, o hacerlo en unas pocas horas.


Descripción: Se sale hacia Deleitosa donde ya se empiezan a ver en sus sierras numerosos buitres leonados, grajos y otras aves; se van dejando ver también algunos rebaños de ovejas que mordisquean la hierba; en su iglesia más de una decena de cigüeñas se afanan en completar sus nidos; en una fábrica de jamones y embutidos se amontonan compradores que retrasarán mis ganas de hacerme con un cremoso queso denominación de origen “Ibores”. Camino ya de Retamosa la vista se va acostumbrando a las dehesas de encinas repletas de hierba y numerosas charcas; antes de llegar a este pueblo se ve un magnífico panorama de la sierra de las Villuercas, y especialmente de los dos grandes canchales que escoltan al pueblo de Cabañas del Castillo. Pasado Retamosa, situado en un precioso entorno, se llega enseguida a un puente que cruza el río Almonte; dejando el coche al pie del puente y dirigiéndose río arriba por un camino que lo bordea, en diez minutos se llega a un paso del mismo, las Angosturas, donde se puede disfrutar de momentos de placidez oyendo el discurrir del agua entre las rocas (en verano no será posible ya que este río suele secarse).
Volvemos unos quinientos metros hacia atrás, al cruce de Roturas y Navezuelas, y enfilamos la entrada del valle del río Almonte, objeto central de esta ruta. A un par de kilómetros, a la derecha, hay un mirador desde donde se divisan las Angosturas por el otro lado, el castillo de Cabañas, y el valle de la garganta de Santa Lucía, afluente del río Almonte. Otra par de kilómetros más, ya en pleno valle del Almonte, nos encontramos con el pueblo de Roturas, de escasa población, escoltado por grandes roquedales y donde se empiezan a ver ya numerosas plantas ornamentales: rosales, durillos, algunos cítricos y hasta una buganvilla, entre otras muchas. Una fina niebla se desplaza rozando los canchos más altos dejando allí su húmeda huella. Dirección ya de Navezuelas empieza a Disfrutarse (con mayúsculas) de un paisaje trabajado con mimo por la mano del hombre, con toda una variedad de árboles, frutales y plantas: alcornoques, encinas, melocotoneros, perales, almendros, cerezos, pero sobre todo olivos y castaños, estos últimos aún sin hojas. En Navezuelas hay una cooperativa agrícola que según la época recoge y comercializa la producción de cerezas, frutas, judías verdes, castañas… Pueblo pues que ha sabido sobrevivir, gracias a su esfuerzo y a pesar de su relativo aislamiento, y mantener su modo de vida rural, ayudado también por un microclima peculiar que permite ver erguirse entre las piedras grandes castaños con el tronco plagado de musgo por el largo invierno de lluvias y frío.

Este pueblo posee unos cuantos bares en la misma carretera donde pararse a comer o tomar algún refrigerio, a la vez que se contemplan las laderas de esa sierra de las Villuercas, coronadas por canchos en su parte izquierda y por plantaciones de castaños y olivos en su derecha.
Desde Navezuelas hay cuatro posibles rutas, a cual más interesante por sus maravillosos paisajes y vegetación: la primera sale de la entrada del pueblo, a la izquierda, dirigiéndose por una pista forestal al valle del río Viejas (viejo conocido de numerosos higuereños); la segunda se toma a la salida del pueblo, a la derecha: después de la piscina municipal y una vez pasado el Almonte, apenas un arroyo aún, una pista conduce, entre castaños y cerezos, al valle de la garganta de Santa Lucía, donde existe un pequeño embalse que sirve de aljibe a Trujillo y que es uno de los lugares más tranquilos y solitarios que yo haya visitado nunca. La tercera ruta es seguir la carretera en dirección a Cañamero, pasando por varios valles y collados con espléndidos panoramas de toda la sierra.
La cuarta, en fin, es la que yo elegí esta vez, y que describiré con más detalle, y que nos llevará hasta una antigua instalación militar en el Pico Villuercas, a 1600 metros de altura. Se deja el pueblo dirección Cañamero y como a unos tres kilómetros, a la izquierda, sale un camino recién encementado (“el camino de la Acebadilla”), con tres kilómetros de curvas y una pendiente del 15% (atención para no quemar el embrague si se para en cuesta, algo inevitable si se quiere disfrutar del valle). A medida que se va subiendo, con empinadas curvas que ponen a prueba el coche, se pasan numerosos arroyos, extensas rolleras, helechales y castaños y se disfruta de unas vistas cada vez más amplias de todo el valle y de los valles y sierras próximos. Muy arriba ya, si se acierta a parar en la curva adecuada, en la parte baja de una enorme rollera, se oye el rumor del agua bajo grandes piedras cubiertas de helechos y algunas zarzas: es el nacimiento del río Almonte que recorrerá todo el valle, pasando por Navezuelas, Roturas, las Angosturas, y desembocará en el Tajo si consigue mantener caudal suficiente en verano, lo cual no ocurre últimamente.
Unas centenas de metros (de los 3 kilómetros totales que tiene la subida) más arriba la pista encementada se encuentra con una carretera deficientemente asfaltada, aunque transitable para turismos: si cogemos hacia la derecha llegaremos en un par de kilómetros a la cima del Pico Villuercas, a una instalación militar abandonada, y veremos una gran antena de comunicaciones, y una plataforma desde donde se debe divisar un grandioso panorama por los cuatro puntos cardinales (y digo se debe porque yo, debido a la niebla que había ese día, no vi más allá de lo que había a 20 metros). Es un buen momento y lugar, si no se ha hecho antes, para disfrutar de una buena tortilla y un buen vino, mientras nuestra vista se recrea con las sierras y valles circundantes y lejanos.

Al dejar la cima del Pico se puso a granizar durante unos minutos (pero ¡tranquilos! en los próximos meses no creo que ocurra). Se retoma un trozo de la carretera semiasfaltada ya en dirección hacia la carretera de Navalmoral-Guadalupe y se va bajando suavemente entre roquedales y robles (¡algunos todavía no habían tirado las hojas secas!), y se llega en un par de kilómetros a un lugar desde donde se divisan a lo lejos a la derecha varios pantanos: el Cancho del Fresno, el de Valdecaballeros, el de Cíjara; un poco más abajo a la izquierda se abre el valle del río Viejas repleto de brezales, jaras y monte bajo, con algunos olivos y castaños (aunque muchos menos que en el valle del Almonte); se divisa la pista por donde se va hacia Guadalupe, y por encima de ella chovas, buitres y milanos planean sobre el valle.
Más abajo aún,ya entre bosques de pinos, se llega finalmente, después de bajar unos 8 kilómetros desde la cima, al valle por donde discurre el río Ibor, valle más abierto que los que acabamos de dejar detrás, y se desemboca en la carretera Navalmoral (a 63 kmts)-Guadalupe (a 4 kmts). Desde aquí un garbeo a Guadalupe es casi obligado, y luego volver dirección Navalmoral, comprar unos quesos de cabra denominación de origen “Los Ibores” en Navalvillar de Ibor y cogiendo la carretera que pasa por Bohonal, Mesas,Valdecañas, llegar a Higuera después de haber visto (fue mi caso) un espléndido arco iris sobre el pantano de Valdecañas y cruzar la carretera a una cierva diez metros delante de mi.
Esta magnífica y hermosa ruta puede hacerse igualmente en sentido contrario al descrito aquí, y tiene la ventaja de que en vez de subir la pista encementada del 15% durante tres kilómetros, se baja, con lo que el coche en general, aunque no los frenos, sufre menos pero sobre todo se van viendo permanentemente todas las sierras y valles, y especialmente los del río Almonte-Navezuelas. La mejor época para visitar estos parajes seguramente será la primavera, aunque yo lo he hecho también en otoño con los castaños de color rojizo, las castañas de la cooperativa gordas y sabrosas, y el disfrute es igualmente intenso.
T.Melo