15 de noviembre de 2015

Sin novedades aún del/de los primate/s pincharuedas


Aunque el fin de semana pasado estuve en el pueblo y me llegaron algunas "especulaciones" sobre posible/s candidato/s a ser los cobardes autores del pinchazo a las cuatro ruedas de mi coche, aún no se ha descubierto al/ a los incivilizado/s primate/s. Aunque, como me aseguró el comandante de la Guardia Civíl del puesto de Almaraz, es "cuestión de tiempo", y yo, como sabéis, soy bastante paciente y no me pongo nervioso fácilmente. Quién si deberán estarlo (nerviosos, digo) son los cobardes autores por ahora anónimos, ya que antes o después se conocerá su pelaje, sea “plateado” o no. 


Así que paciencia, que “todo se andará” y en su momento, pronto o tarde, se hará luz sobre el caso del/de los “primates sin evolucionar”. 

Mientras tanto, seguimos trabajando por el presente y el futuro de Higuera, demostrando con ello que no nos hacen mella los intentos de intimidación de patéticos primates como los que han actuado en este caso y a quienes les parecerá sin duda mal que el pueblo funcione mejor que nunca y que ahora sí tenga Futuro, sin chanchullos, favoritismos, y oscurantismo de tiempos no demasiado lejanos aún. 

Desde aquí doy las gracias a unas cuantas personas que privadamente me han mostrado su pesar por el acontecimiento y por contar aún con este tipo de espécimen/es en Higuera. 


Seguiré informando al respecto, sin prisas pero sin pausa.

8 de noviembre de 2015

Muestra de solidaridad poemil de un amigo

LAS CUATRO RUEDAS

Se necesita ser valientes
zorrocotros y siesos
y muy grandes maleantes,
para pinchar en plena noche
las cuatro ruedas de un coche.

«No se atreverá este auto
a defenderse él solito
ni soltará su pitada
ni escapará de nosotros»,
comentó el delincuente
mayor de los primates.
Y punzaron en la oscuridad
con alevosía y nocturnidad
las cuatro ruedas de un fiat,
que se quedó sin aire
ni dijo esta boca es mía.

Sabían que era lo más innoble
dañar con saña un metal
pensando que dicho mal
recaería sobre el dueño.

¿Pero qué otra cosa esperar
de esta maldita gente?
¿No les da vergüenza la faena?
¿No se les quebró la mano
mientras ejercían el delito?
¿No les dio un dolor de pura rabia
y cayeron hacia atrás…?
Sabían que enfrentados al hombre
este podría responder
y podría hasta herirles
en legítima defensa.
Por eso lo hicieron de noche
como todos los traidores
y atacaron en la sombra
de una noche apacible
a una estructura metálica
aparcada y dormida.
Eso lo haría hasta un niño…

No importa.
A esos probables autores
de esta vil salvajada
pronto se les caerá la careta
y cantarán sus nombres
ante las fuerzas del orden.

¿Qué será lo próximo,
a dónde llegará esta gente?
Más que digo.
Hay que ser cautos
y no darles ideas
a estos idiotas
con menos sesera
que un gato.

Eso sí.
Que paren y reflexionen rápido.
Que echen el freno a su odio
y se dejen muy bien aconsejar;
que enciendan claramente los faros
de su poca o nula conciencia
Y pongan al ralentí
su poco o nulo entendimiento
para vivir todos en paz
en este bendito pueblo
de Higuera de Albalat.

Que si a Tomás en persona
a Tomás y su equipo,
a Tomás y su familia,
a Tomas y sus amigos…
algo les sucediera,
ya sabemos todos
a quién señalar.

 
Jesús C.P.

¿Quedan PRIMATES sin evolucionar en Higuera?



Y los lectores  se preguntarán ¿A qué viene ahora esta pregunta? Me explico. El domingo 1 de noviembre, sobre las 8:30, salí de casa en Higuera, para abrir el Centro de las Actividades sobre las Abejas y la Biodiversidad, ya que había una breve charla inicial mía, más una charla de los monitores del Parque Nacional de Monfragüe sobre la Biodiversidad en otoño, seguida de una ruta temática por la Senda de los Castañares, más una visita a la Iglesia y una degustación de calbotes para los asistentes a la actividad. Me subí en el coche, aparcado delante de la puerta de Tía Felisa y Fausta, y al ir a arrancar me di cuenta de que algo no iba bien. Me bajé, y comprobé que había al menos tres ruedas desinfladas de mi coche. Cabreo monumental, lógicamente, pero cogí mis bártulos y me bajé andando al bar donde había quedado con los monitores y juntos llegamos al CASAB y empezamos a preparar las charlas. Yo, por supuesto, no dije nada a nadie de la “bromita” (aunque ya imaginaba que era más que una bromita), sobre todo para evitar que la Jornada de Otoño se convirtiera en una de cotilleo y no de aprendizaje y disfrute como se pretendía. 

Empezó a llegar gente, casi todos de fuera de Higuera, y cuando había unas 35 personas (luego pasarían de las 50) empecé a dar mi breve charla sobre el CASAB-Desarrollo Turístico-Despoblación. Mientras los monitores daban la suya, me llamó un amigo para decirme si sabía que tenía tres ruedas desinfladas. Le dije que sí, pero que no dijera nada a nadie. Él se ofreció a mirar si estaban desinfladas, y poco después me llamó para decirme que estaban las cuatro pinchadas con un objeto punzante. No me sorprendió. Acabada la charla, le propuse –sin decirle nada del tema- a una persona del pueblo que me sustituyera en la ruta ya que tenía que ver con el seguro como arreglar el desaguisado e ir a poner una denuncia al cuartel de la Guardia Civil de Almaraz. Fue lo que hice.

Volví al pueblo sobre las 14:30 y la gente estaba haciendo picnic y comiendo los últimos calbotes. Pregunté a varios de ellos y me dijeron que la jornada les había encantado (por supuesto no sabían nada del acto de vandalismo, ni yo se lo dije), lo cual para mí fue un motivo de gran satisfacción, porque el vándalo (o más bien los vándalos muy probablemente, ya que uno sólo es raro que se atreva a hacerlo sin la compañía de otros) no había impedido uno de los objetivos: estropearme a mí y a todos la jornada de otoño en nuestro pueblo. Luego me acerqué al bar y me encontré con el periodista comarcal del diario HOY,  que se había acercado con su familia a la jornada,  a quién le comenté el hecho, diciéndole que no lo publicara (no quería que a Higuera se la conociera por un acto de esta naturaleza, en vez de por su turismo de Naturaleza).
Me tuve que quedar esa noche en Higuera (yo trabajaba el lunes), llevar el coche la grúa hasta Talavera (era fiesta en Extremadura) y allí me pusieron las cuatro ruedas nuevas (150+450=600€ en total la “hazaña” de los vándalos) y llegué a tiempo de trabajar media jornada aún. Ese mismo lunes, me llamó el comandante del puesto de la Guardia Civil para interesarse por lo que había pasado –aunque ya lo había leído en la denuncia- y decirme que no me preocupara que “antes o después se sabe todo”. Se lo agradecí, y hasta aquí, más o menos, los hechos.

Ahora, la respuesta a la pregunta inicial  es SÍ, todavía hay primates sin evolucionar en Higuera. Porque si no no se comprende que  a estas alturas  del siglo XXI haya “gentuza” que se dedica, con nocturnidad y cobardía a pinchar las ruedas del coche de alguien –yo- que lo único “malo” que ha hecho alguna vez (y eso desde el punto de vista de algunos, y entre ellos los malos) es denunciar a quienes se han aprovechado de Higuera y sus recursos para beneficio propio y  de unos pocos amiguetes, sin importarles lo más mínimo ni el presente ni el futuro de los higuereños. 

¿Han conseguido algo estos primates con su “hazaña”? Salvo cabrearme más con ellos si cabe y los 600€ que me ha costado el arreglo, no más. No han conseguido boicotear la Jornada de Otoño, no han conseguido amedrentarme, sino todo lo contrario, me emplearé en el futuro con más ganas para “levantarles las faldas” y enseñar a todos sus vergüenzas, que son muchas. Y por supuesto no voy a cambiar mis hábitos de aparcar donde siempre y seguir trabajando tranquila y altruistamente (cosa que ellos no harían nunca) por mi pueblo y por los higuereños de bien (aunque a ellos también les tocará lo bueno que se haga, ¡sin merecerlo qué le vamos a hacer!). Tampoco han conseguido afear el nombre de Higuera, ya que el hecho no se ha difundido en la prensa; Higuera debe ser conocido como un pueblo pequeño, pero valiente (excluyéndoles a ellos, que son cobardes), que no se conforma con el destino de desaparecer si existen oportunidades para que no suceda, y existen, por mucho que les pese a estos primates primarios. Así que, el tiro por la culata (por cierto, ¿la siguiente salvajada será esa? ¿El tiro?).

¿Quiénes son los responsables? Yo estoy convencido de que debe haber un inductor “primate mayor lomo plateado” y algún machete descerebrado que se deja manipular por éste ¿para hacer méritos o por pura estupidez?  y que lleva a la práctica, probablemente “mamado”, las salvajadas (nunca mejor dicho) que aquél, ya viejo y derrotado, no se atreve a emprender. El tiempo lo dirá. 

¿Quedará impune este hecho? No lo creo. Antes o después llamará un día la Guardia Civil a su/s puerta/s, irá/n al cuartelillo, luego yo le/s denunciaré ante los tribunales (ya he ganado un par de juicios recientemente como sabéis, dándome los jueces la razón) y aparecerán públicamente –ya me encargaré yo de publicarlo a los cuatro vientos- como lo que son: desalmados y cobardes, e indignos de ser  llamados personas. Serán (lo son ya) PRIMATES sin evolucionar.  

¿Tienen cómplices, directos o indirectos? Claro que sí, pero de eso hablaré en otra ocasión.
Finalmente el próximo domingo 8 de noviembre, sobre las 11 de la mañana (a plena luz del día, no como han hecho ellos) les cito en el bar a los autores (intelectuales –con perdón- o “machacas”) de la “hazaña” para que, si quieren (que no querrán) expliquen a los presentes allí las razones de su acto (por cierto, mi coche estará aparcado por allí mientras).

Seguiré informando. Saludos (excepto para los Primates y sus “socios”).
Tomás Melo

P.S. Debajo de este escrito se pueden escribir opiniones, comentarios, etc. anónimos o no.[ARREGLADO EL FALLO]  o enviarlos a mi email quepasaenhiguera@gmail.com